Mencía de Mendoza

Retrato. Simon Bening. Museos Estatales (Berlín)

Fuentes:

Mencía de Mendoza

Fue otra representante de la poderosa casa de Mendoza y por tanto familiar próxima de personajes tan destacados en esta exposición como es María Pacheco. El inicio de su formación tuvo lugar en el seno de esta familia perteneciente a la más alta nobleza de la época, tan arraigada en la actual provincia de Guadalajara, que actuó como abanderada en la defensa del humanismo renacentista.

Su alto linaje fue aprovechado por el emperador Carlos V para convertir a la joven Mencía en protagonista pasiva de dos matrimonios pactados, destinados a favorecer la política imperial. El primero tuvo lugar con el príncipe Enrique de Nassau que convirtió a nuestro personaje en condesa de Breda. El segundo, con Fernando de Aragón con el que adquirió el título de duquesa de Calabria.

En ambos casos aprovechó su herencia y alta posición social para desarrollar un importante programa cultural propio, en el que destacaron diferentes disciplinas. Así, en línea con lo visto en otros personajes femeninos de la nobleza más avanzada, desarrolló un interés por la música que le llevó a crear su capilla musical y a interesarse por el aprendizaje de la interpretación con instrumentos como el clavicordio, el címbalo o la vihuela. En la misma medida, se preocupó por continuar la biblioteca de su padre, el marqués de Zenete, a la que dotó de un buen número de obras de interés femenino centradas en la Querella de las mujeres. También adquirió obras de Erasmo y de Juan Luis Vives, del que fue discípula en el tiempo en el que vivió en Flandes.

Gracias al dominio de lenguas, esta gran biblioteca creció en títulos en latín, italiano, francés, griego, catalán y portugués. Al dominio de todas estas lenguas se debe que en su tiempo fuera conocida como la “instruida Minerva”.

Sin embargo, su labor más excepcional quedó reflejada en la capacidad mostrada para formar una de las mejores colecciones artísticas de la Europa de su tiempo, en la que destacaban pinturas, esculturas, tapices, medallas y objetos de platería, que quedaron organizados en una de las primeras “cámaras de las maravillas” conocidas en nuestro país. De hecho, para ella trabajaron artistas tan conocidos como Jean Gossaert, Bernard Van Orley, que permitieron difundir el arte flamenco en la Península Ibérica.

Además, su labor como activista cultural destacó más allá de la acumulación de bienes y saberes. De hecho, su fuerte personalidad se refleja mejor en la capacidad mostrada para impulsar encuentros y tertulias o para promover la representación de obras teatrales. También, en el interés mostrado por fomentar los estudios universitarios en la ciudad de Valencia, en la que apoyó algunas carreras profesionales y en la que trató de crear un colegio bilingüe imitando el de Alcalá de Henares, responsable de la difusión del erasmismo en Castilla.